Hay ocasiones en las que encuentras parejas como Rafael y Carlos que dicen que su boda tiene que ser en el Jardín de Cactus aunque no se haya hecho nunca ahí. Incluso dicen que sus invitados tienen que viajar a Lanzarote a descubrir este rincón diseñado por César Manrique, y que le van a regalar a cada uno de ellos una videocreación inédita de Pepe Dámaso. Dará igual que llueva, llegarán en camello y a pesar de que estarán rodeados de cactus, nadie se clavará una púa. Puede que para muchos sean unos locos por hacer una boda tan original y sobre todo diferente, pero yo diría que son sabios...
Adoro a las parejas que hacen de su boda algo único y que la convierten en la oportunidad para unir a sus amigos y familia. Rafael es un diseñador de interiores reconocido a nivel nacional con múltiples proyectos, y cuando me contó lo que estaba montando desde el minuto uno supe que sería especial. Era la primera vez que se celebraba una boda en el Jardín de Cactus y no tengo la menor duda de que no será la última. Es uno de mis lugares favoritos de la isla, soy un apasionado de los cactus (otro día les hablo de mi jardín), y los cafés en su terraza a primera hora son una de las experiencias que siempre recomiendo. Como regalo a Rafael y Carlos, hicimos parte de la sesión de fotos en el jardín de cactus primigenio, la casa de Don Eloíno Perdomo, otro loco/sabio...
Segundo fotógrafo: Nicolás Melián; Wedding planner: Do eventos; Catering: Restaurante La Cascada; Localización: Jardín de Cáctus; Sastrería: Grisby; Zapatos: Santoni y Norman Vilalta; Dj: Maxi Ferrer; Cactus: especies variadas.